Todos sabemos que el osito de peluche es el mejor amigo de un niño y su fuente de consuelo, pero ¿qué hace que este juguete atemporal sea tan efectivo para levantar la moral? En los últimos años, los adultos han comenzado a usar animales de peluche para reducir el estrés y la ansiedad. De hecho, los estudios sugieren que tener un animal de peluche cerca puede promover la calma durante los momentos difíciles. Pero, ¿por qué el oso de peluche es particularmente exitoso en lograr esta hazaña? Echemos un vistazo más de cerca a cómo el querido edredón resultó ser un increíble antídoto contra el estrés.

El estudio en detalle.

Con el fin de comprender mejor la profundidad del vínculo que las personas tienen con sus animales de peluche, se realizó un estudio participativo durante la Noche Europea de los Investigadores para analizar las características visuales, olfativas y cinestésicas de los osos de peluche con el fin de identificar los factores que contribuyen a la percepción. de comodidad Para evaluar los sentimientos de las personas por su osito de peluche, enviaron un cuestionario a 12.000 participantes a quienes se les pidió que dieran comentarios detallados sobre el olor, la suavidad, la apariencia y el agarre. Después de completar este cuestionario con su propio osito de peluche, se pidió a cada persona que repitiera el experimento con un osito de peluche que no les pertenecía.

Los resultados mostraron que los propietarios tenían una estimación inflada de los reconfortantes beneficios de su osito de peluche en comparación con las respuestas neutrales dadas durante la reiteración. Esto sugiere que la comodidad que brindan los osos de peluche se basa en una combinación compleja de características físicas, estado de propiedad y apego sentimental entre la persona y el objeto. Por lo tanto, no es solo una característica en particular lo que hace que un osito de peluche sea tan especial; a menudo es una combinación única de todos estos elementos lo que produce su máximo poder reconfortante.

Tener un edredón en la edad adulta puede tener inmensos beneficios para la salud mental.

Un animal de peluche puede brindar consuelo en tiempos difíciles.

En momentos de estrés o tristeza, la presencia física de un objeto cariñoso y tranquilizador puede ser profundamente reconfortante. Los estudios han demostrado que la presencia de un objeto reconfortante puede ayudar a aliviar los sentimientos de depresión y ansiedad. Además, abrazar a un animal de peluche puede desencadenar la liberación de oxitocina, conocida como la «hormona del abrazo», que ayuda a reducir los niveles de cortisol y aumenta la relajación.

Un peluche puede servir como desahogo de emociones en momentos difíciles.

Los animales de peluche a menudo se ven como confidentes que no juzgan y brindan consuelo y apoyo cuando no hay nadie más cerca para escuchar. Las personas que han experimentado un trauma o están lidiando con una situación abrumadora pueden encontrar más fácil expresar sus verdaderos sentimientos hablando con su animal de peluche en lugar de con otra persona. Este simple gesto puede ser una herramienta poderosa para liberar emociones como el miedo o la ira para lograr el equilibrio y la claridad emocional.

Tener un animal de peluche como adulto también tiene beneficios cognitivos.

Las investigaciones han demostrado que el simple acto de sostener o apretar un juguete de peluche activa áreas del cerebro asociadas con la formación y el recuerdo de la memoria, lo que nos permite acceder al conocimiento almacenado de manera más eficiente en momentos de estrés o miedo. . Aún más, jugar con nuestros animales de peluche fomentará la creatividad y la imaginación, lo cual es esencial para desarrollar sólidas habilidades para resolver problemas más adelante en la vida.

A nivel psicológico, tener un peluche hasta la edad adulta es una señal de inseguridad.

Poseer un animal de peluche en la edad adulta puede interpretarse como un signo de inseguridad psicológica, ya que puede significar un estado emocional inestable en el que uno busca consuelo en los objetos físicos. Esto es especialmente cierto si la persona se niega a separarse de su animal de peluche, a pesar de haber llegado a una edad en la que dicho apego se considera socialmente inaceptable.

Los estudios han demostrado que este tipo de comportamiento puede ser un signo de ansiedad subyacente y sentimientos de soledad, lo que lleva al individuo a depender de factores externos para sentirse cómodo en lugar de mantener relaciones significativas. Estas personas a menudo corren el riesgo de desarrollar mecanismos de afrontamiento poco saludables para enmascarar sus inseguridades, incluidas las adicciones y los problemas de evitación social. En última instancia, tener un animal de peluche como adulto puede verse como una señal de alerta de posibles problemas psicológicos que requieren intervención profesional.

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